¡Nuevo sueldo mínimo en el horizonte!¿Un cambio real o más de lo mismo?

El gobierno ha anunciado un nuevo aumento en la Remuneración Mínima Vital (RMV). Desde el 1 de enero de 2025, el sueldo mínimo pasará de S/ 1,025 a S/ 1,130, un incremento de S/ 105. Aunque la noticia pueda parecer alentadora, es importante detenernos un momento y analizar: ¿Qué significa realmente este cambio para los peruanos?

El Perú: Un país de informalidad laboral 

Primero, pongamos las cosas en perspectiva. En el Perú, 7 de cada 10 trabajadores son informales, según el INEI. Esto significa que no tienen contratos adecuados, no reciben beneficios laborales y, en muchos casos, trabajan en empresas que no cumplen con las leyes tributarias ni laborales.

¿Qué implica esto para el aumento del sueldo mínimo? Pues que, para la mayoría, este cambio no hará ninguna diferencia. El 71.2% de los trabajadores en el Perú no verá un sol más en su bolsillo, ya que sus empleadores, al operar fuera del marco legal, simplemente no están obligados a cumplir con estas normativas.

¿Y qué pasa con los trabajadores formales?

Ahora veamos al otro lado de la moneda: los trabajadores formales, que representan solo el 28.8% de la fuerza laboral. De este grupo, no todos ganan el sueldo mínimo. Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), cerca de 1.5 millones de peruanos perciben ingresos cercanos al sueldo mínimo. Pero aquí viene el dato clave: el 63.1% de ellos también es informal, por lo que no se beneficiarán del aumento.

Esto nos deja con apenas 542 mil trabajadores formales, o lo que es lo mismo, solo el 6.5% de toda la fuerza laboral en el Perú, que realmente podría experimentar una mejora con este cambio. Pero no todo es tan sencillo.

El impacto en las empresas y precios

No todos los empleos formales son iguales. De ese pequeño grupo de beneficiarios:

         · El 39% trabaja en micro, pequeñas y medianas empresas, que suelen operar al límite de sus capacidades financieras. Para ellas, un aumento en los costos laborales puede traducirse en despidos o, peor aún, en el paso a la informalidad.

      · El 61% restante trabaja en empresas grandes, que tienen mayor capacidad para absorber estos costos. Aquí es más probable que los trabajadores puedan disfrutar del aumento. Aunque no sin consecuencias.

¿Por qué? Porque muchas empresas compensan estos mayores costos transfiriéndolos al consumidor, subiendo los precios de sus productos o servicios. En otras palabras, el beneficio podría diluirse en el aumento del costo de vida.

¿Y entonces, qué hacemos?

Si realmente queremos mejorar los salarios y la calidad de vida de los peruanos, necesitamos soluciones de fondo:

    1. Invertir en educación: Los trabajadores mejor preparados son más productivos, lo que se traduce en mejores sueldos.

    2. Reducir la informalidad laboral: Crear incentivos para que las empresas y trabajadores se formalicen es clave.

    3. Fomentar el desarrollo de las micro y pequeñas empresas: Apoyar su crecimiento para que puedan ofrecer mejores condiciones laborales sin comprometer su sostenibilidad.

Conclusión: Más allá del sueldo mínimo

El aumento del sueldo mínimo suena bien en los titulares, pero es una solución limitada en un país donde la informalidad laboral es tan alta. Si queremos un verdadero cambio, debemos apostar por políticas que generen un impacto real y duradero. Porque más que un aumento simbólico, lo que los peruanos necesitamos son oportunidades reales para crecer.

 

Econ. Luis Alberto Haro Pinedo

Luis Haro
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