¿Es suficiente la estabilidad macroeconómica para garantizar el desarrollo en un país con profundas brechas sociales y políticas inestables?

En el marco de las economías emergentes, el Perú ha sido reconocido por mantener una estabilidad macroeconómica sostenida durante las últimas décadas. Este logro, basado en políticas fiscales prudentes y una política monetaria autónoma, ha blindado al país frente a crisis regionales y globales. Sin embargo, esta estabilidad ha convivido con brechas sociales persistentes, un modelo productivo dependiente de recursos primarios y un sistema político caracterizado por conflictos e inestabilidad. Esto plantea una pregunta crítica: ¿es la estabilidad macroeconómica un objetivo suficiente, o debería ser un medio para alcanzar un desarrollo más inclusivo y sostenible?

La política fiscal del Perú, guiada por principios de responsabilidad macroeconómica, ha permitido mantener bajos niveles de deuda pública (36% del PIB en 2023) y un superávit fiscal en varios años clave. Sin embargo, esta misma prudencia ha limitado la inversión pública, especialmente en regiones alejadas de Lima, perpetuando un centralismo que profundiza la desigualdad territorial.

Desde una perspectiva crítica, la estabilidad fiscal no debe ser vista como un fin en sí mismo, sino como una herramienta para garantizar derechos fundamentales, como el acceso a salud, educación y servicios básicos. La baja ejecución presupuestal en sectores estratégicos refleja una falta de capacidad de gestión y planificación en los gobiernos regionales y locales, lo que evidencia un problema institucional de fondo más allá de las cifras macroeconómicas.

En términos monetarios, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) ha sido un bastión de estabilidad, manteniendo la inflación controlada incluso en períodos de incertidumbre global. Sin embargo, las políticas contractivas recientes, necesarias para combatir la inflación, han tenido un impacto desproporcionado en las PYMES y los hogares más vulnerables, revelando que las herramientas monetarias, si bien técnicas, tienen consecuencias profundamente políticas. La decisión de priorizar la inflación sobre el crecimiento económico o el empleo debe analizarse desde un prisma ético: ¿quién paga realmente el costo de esta estabilidad?

Dependencia de recursos primarios: un modelo agotado

Otro aspecto crítico es el modelo productivo del Perú, basado en la exportación de materias primas como minerales, gas y productos agrícolas. Este modelo ha permitido acumular reservas internacionales y generar ingresos fiscales importantes, pero también lo ha hecho altamente vulnerable a choques externos y a las fluctuaciones de los precios internacionales.

La dependencia de este modelo extractivo contrasta con la narrativa de estabilidad económica, ya que perpetúa la desigualdad entre regiones productoras y consumidoras, y agudiza conflictos sociales relacionados con la distribución de los beneficios. Desde una perspectiva académica, el modelo primario-exportador debe ser replanteado hacia una diversificación económica que priorice la industrialización, la innovación y la integración de cadenas de valor, objetivos que han sido escasamente abordados por las políticas públicas.

El impacto de la política en la economía: una relación tóxica

La inestabilidad política del Perú, con múltiples cambios de gabinete y enfrentamientos entre el Ejecutivo y el Legislativo, ha erosionado la capacidad del Estado para implementar políticas económicas de largo plazo. Desde una perspectiva institucional, el déficit no es solo económico, sino también político: la falta de consenso y visión compartida ha generado un ciclo de políticas reactivas en lugar de estrategias estructurales.

El resultado es un Estado que prioriza la contención de crisis inmediatas sobre la planificación estratégica, afectando directamente la eficacia de las políticas fiscales y monetarias. Esta desconexión entre lo técnico y lo político no solo limita el potencial de la economía peruana, sino que también genera desconfianza ciudadana en las instituciones públicas.

Un juicio crítico: más allá de las cifras

La estabilidad macroeconómica del Perú, aunque encomiable, resulta insuficiente frente a los desafíos estructurales del país. Desde una perspectiva crítica y académica, se deben plantear tres reflexiones fundamentales:

  1. ¿Qué significa el desarrollo en el contexto peruano?
    Las cifras macroeconómicas deben ser reinterpretadas a la luz de indicadores sociales como el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y la reducción de la pobreza multidimensional. Si bien el crecimiento del PIB es relevante, no puede ser el único termómetro del progreso.
  2. ¿Qué papel juegan las instituciones?
    La incapacidad del Estado para ejecutar políticas públicas efectivas no es solo una limitación técnica, sino un reflejo de fallas políticas e institucionales. Un enfoque de fortalecimiento estatal, con énfasis en la descentralización efectiva, es imprescindible.
  3. ¿Estabilidad o transformación?
    La estabilidad debe ser un medio para generar las condiciones de transformación estructural necesarias en el Perú. Esto implica reformular el sistema tributario hacia una mayor progresividad, diversificar la base productiva y garantizar que las políticas monetarias y fiscales trabajen en conjunto para reducir desigualdades.

El caso peruano ilustra la necesidad de superar el paradigma de estabilidad macroeconómica como un fin en sí mismo. Si bien las políticas fiscales y monetarias han brindado al Perú herramientas para enfrentar crisis globales, estas no han resuelto los problemas estructurales que limitan el desarrollo pleno del país. Desde una perspectiva académica, se requiere un enfoque interdisciplinario que integre economía, política y sociología para abordar los desafíos actuales y construir un modelo de desarrollo más inclusivo, sostenible y equitativo.

La economía no opera en un vacío técnico, sino que está intrínsecamente ligada a las decisiones políticas y sociales. En este sentido, las políticas económicas del Perú deben evolucionar para convertirse no solo en guardianes de la estabilidad, sino también en motores del cambio transformador que la sociedad peruana demanda y merece.

Luis Haro
Luis Haro
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